domingo, 31 de mayo de 2015

¡¡Quiero ocuparme por encima de estar ocupada!!




¡Hola de nuevo! ¿Cómo estáis?

Esta es una pregunta que está en boca de muchas personas desde hace algunos años o, quizás alguna década: Hola y, a continuación: Cómo estás? o ¿qué tal estás? Son dos preguntas que hacemos enseguida si tenemos la oportunidad de encontrarnos con alguien que conocemos por la calle, en el trabajo cuando llegamos por la mañana. Es una norma de cortesia, de buena educación y de cariño también, pero cuando eso ocurre, yo me pregunto: ¿Qué quiere que le responda si ese día me he lavantado con "el pie izquierdo" como se suele decir?
Que le digo, que mal... Entonces me preguntará ¿Por qué? ¿qué te ocurre? ¿Te encuentras bien? etc. y tendré que dar unas explicaciones que quizás no me apetece dar porque no tengo tiempo de contarlo, porque no tengo la suficiente confianza con esa persona, o, simplemente porque no me da la gana... Entonces para qué le voy a decir que me encuentro mal, prefiero decirle: ¡Bien! de forma lo más entusiasta que pueda o porque realmente así me encuentro ese día y ya está. Y yo, ¿porque lo pregunto también? Realmente quiero saberlo. Pues depende. Como todo. Depende del día, de la persona, del lugar, del momento, de la prisa que tenga...
¿No sería mejor decir simplemente: ¡Hola buenos días! con una gran sonrisa sincera?
Bueno también, pero si preguntamos, además, el ¡Cómo te encuentras hoy? hemos de tener sinceridad y desear, de corazón, que la respuesta que me den la voy a escuchar con amabilidad y cariño y no sólo cumplir con la norma de cortesía.
La verdad es que no tenemos mucho tiempo de entretenernos para hablar porque siempre vamos con prisas, pero es importante frenar y ser conscientes que a nuestro alrededor hay personas que nos transmiten emociones, sensaciones e impresiones. 
Pienso que es bueno parar un momento y escuchar, y entender, y comprender y si alguien viene y me pregunta ¿Que tal estás? Como suele ocurrir cada día cuando llego a clase, pues soy una persona afortunada de que alguien se preocupe por mí y he pregunte cómo estoy hoy o que tal noche he pasado. 
¿Por qué? Pues porque siento que me lo pregunta con cariño y yo respondo de la misma forma. Se produce un paréntesis, una "parada en el tiempo" y, por unos minutos tengo la oportunidad de ser amable con esa persona a la que importo y poder, así, responder lo que me pregunta y a la vez yo también le pregunto y le escucho porque considero que es de esta formam y no de otra como se debe actuar, no solo por cortesía sino también por cariño sincero. Ante todo somos personas y tenemos un corazón. Por ello hemos de escuchar como merece toda persona.
Quiero ocuparme... de las personas que me importan, que me ayudan a ser mejor persona, que me hacen reír, que me hacen vibrar, que están ahí cuando las necesito y a las que quiero... 
Por encima de estar permanentemente ocupada, haciendo, pensando, procesando objetivos, cumpliendo con todo lo que no puedo porque todo ello me produce estrés, me hace sentir mal y alejarme de lo que me importa... De vivir cada momento intensamente.
Suelo decir a mis peques que la huella que dejamos en el mundo es muy importante y que es mejor pasar por la vida, por nuestro día a día, dejando sonrisas y buenas acciones. De esta forma, las personas con las que nos relacionamos sentirán, de algún modo, esta actitud positiva y humana.
Ninguna persona es perfecta y siempre hemos de mejorar nuestros pequeños o grandes defectos, por ello lo mejor es ser consecuentes con nuestros actos ya que estos influyen en muchas personas.

El tema de la falta de tiempo, que es el que aquí nos ocupa, está muy relacionado con los deberes, con esa distribución de nuestro tiempo de ocio y con esa maratón diaria para llegar a todo y a todas las personas.
En los últimos años hay una gran cantidad de actividades fuera y dentro de nuestra casa que nos ocupan demasiado tiempo. Los avances tecnológicos nos ayudan mucho en muchos aspectos de nuestra vida y han mejorado, además de las comunicaciones, nuestras relaciones y nuestra forma de hacer muchas cosas, pero también es cierto que nos "obligan", en mayor o menor medida, a dedicarles ingentes cantidades de nuestro tiempo. Cada vez se oyen más voces decir: "El día tendría que tener más de veinticuatro horas porque no doy a basto", o "Cuándo me jubile haré todo lo que hoy no tengo tiempo de hacer", etc, etc.
Casa vez más voces se oyen decir también que hemos de replantearnos estas medidas ya que comenzamos a ser más conscientes de este problema y sólo nos queda relatividad y priorizar. "Lo primero es lo primero", como digo yo. Es cierto que nade está a salvo de este problema social porque nos lo encontramos a nivel mundial. 
Esto viene a cuento del siguiente enlace que os voy a dejar con el permiso de una mamá que me lo ha enviado. Gracias Nuria por este documento tan maravilloso. Me ha hecho pensar, priorizar y releer en varias ocasiones para cerciorarme de su contenido. Como me ha servido quiero dejarlo aquí para que pueda servir también a otras personas que, como tú y como yo, estamos planteándonos otra forma de vivir para disfrutar mejor de cada momento de nuestra vida junto a nuestras personas queridas.

http://alglutenbuenacara.com/2015/05/07/la-enfermedad-de-estar-ocupado/
En él se dicen cosas como este texto que os dejo ahora:

"En muchas culturas musulmanas, cuando quieres preguntarle a alguien qué tal le va, dices: en árabe ¿Kayf haal-ik? o, en persoa ¿Haal-e shomaa chetoreh? ¿Cómo está tu haal?
¿Qué es ese haal por el que preguntas? Es una palabra para preguntar por el estado transitorio del corazón de una persona. En realidad preguntamos "¿Cómo está tu corazón en este momento exacto, en este mismo suspiro? Cuándo preguntamos "¿Qué tal estás?, esto es exactamente lo que queremos saber de la otra persona.
No pregunto cuántas cosas tienes por hacer, no pregunto cuántos correos tienes pendientes de leer. Quiero saber cómo estás en este preciso momento. Cuéntame. Dime que tu corazón está contento, dime que tu corazón está dolorido, que está triste y que necesita contacto humano. Examina tu propio corazón, explora tu alma después cuéntame algo sobre ambos.

El documento es muy bueno. 
Me gustaría también dejaros aquí, otro artículo relacionado con la sociedad consumista en la que nos encontramos que provoca esa falta de tiempo de la que cada vez somos conscientes más personas, en este caso es de una revista maravillosa que recibo mensualmente y que se llama:      "En buenas manos"

El correo por si deseáis suscribiros.
boletin@enbuenasmanos.com

Con el permiso de la editorial: (Boletín 145 - 30 de mayo de 2015)

"Tener más es necesario para ser más felices? En la sociedad consumisma en la que vivimos y a la que pertenecemos sí parece que tener más sea sinónimo de felicidad pero, afortunadamente, cada vez hay más personas que se cuestionan esta afirmación. Vivimos inmersos en la cultura del consumo. Comprar por tener no por necesitar y eso, no nos quepa la menor duda, algún día lo pagaremos muy caro. Son muchos los que piensan que tener una casa grande, un gran coche, ropa para aburrir, el último modelo de teléfono o de vídeo consola es lo mejor del mundo y nos ayuda a ser felices y a sentirnos mejor, pero lo cierto es que nos empeñamos en tener todas estas cosas y a lo único que nos ayuda es a tener que dedicar más y más horas de nuestro tiempo a trabajar para conseguir el dinero para costearnos todos estos caprichos.

Y al tener que dedicar mucho tiemp al trabajo no nos queda demasiado para disfrutar de la casa grande, del coche, etc. 

Aprender que lo realmente necesario para alcanzar la felicidad tal vez sea sólo disponer del tiempo necesario para disfrutar. Disfrutar de nuestra pareja, de nuestros hijos, de nuestras hijas, de nuestras amistades, de poder dedicar tiempo para leer un buen libro, o de dar un paseo por el mar o por la montaña. La felicidad no está en acumujar posesiones, no está en tener grandes casas o realizar viajes a lugares remotos. La felicidad es más fácil encontrarla en las cosas sencillas, en el tiempo que podemos disfrutar jugando con nuestras criaturas, hablando con nuestros padres y/o madres, paseando cogidos de la mano de nuestro compañero o compañera, incluso dedicando un tiempo a prestar ayuda a aquellas personas, que, están muy cerca y la necesitan. Por eso yo creo que tener más no es, en absoluto, sinónimo de felicidad".

Muy bueno ¿Verdad?


Buena semana.
Un abrazo

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