viernes, 12 de febrero de 2016

LA EDUCACIÓN DE LAS EMOCIONES EN EL AULA

Buenas noches: 
En el seminario de hoy, día 11 de febrero, sobre Mindfulness y Ed. Emocional, impartido en el colegio, hemos hablado sobre cómo trabajar las emociones en el aula. En primer lugar hemos comentado que, como cualquier otro contenido a desarrollar con nuestro alumnado, para dotar de herramientas adecuadas relacionadas con la Educación Emocional en el aula, hemos de creer en ello. Tiene que haber una motivación por parte de los y las docentes que lo van a llevar a cabo. En segundo lugar, dotar de estas herramientas a nuestro alumnado supone observar en nuestra propia persona si disponemos de esas habilidades que vamos a transmitir. De lo contrario tendremos que trabajar previamente en nuestra propia persona aquellas actitudes que vamos a inculcarles.
No puedo pedir que mi alumnado me respete si yo no les respeto, ni al grupo ni a otras personas. No puedo desear que perdonen o pidan perdón si yo no lo hago, si no soy un modelo a seguir. Tampoco podemos exigir que no griten si yo estoy gritando día si y día también y por último, si deseamos desarrollar en el grupo las habilidades de empatía o asertividad, por poner solo algunos ejemplos, tendremos que mostrar asertividad y empatía, de lo contrario, como modelos que somos, no conseguiremos nada porque nos estaremos contradiciendo.
He puesto algunos ejemplos: 
En una ocasión comenté al grupo del seminario que nuestro alumnado se fija más en aquello que somos y en lo que hacemos que en lo que decimos. Somos referentes y figuras de apego muy importantes, quizás mayores cuanto menores son ellos y ellas. 
He mencionado, por ejemplo que algunas veces gritamos en clase cuando estamos pidiendo que no griten. En este caso lo primero que hemos de decir es: "Perdonarme. Sabéis que he decidido no gritar y lo estoy intentando. Lo siento". ¿Qué les estamos transmitiendo? Que somos personas fallidas y todavía no hemos conseguido el objetivo o deseo propuesto pero lo estamos intentando con ahínco. No por ello nos van a respetar menos, al contrario más, ya que veran que somos fiables y seres humanos. También podrán observar que son personas importantes y que las tenemos en consideración. Son valores muy importantes ya que aquello que les transmitimos es lo que harán.
Otro ejemplo que he puesto es cuando una niña o un niño nos interrumpe o molesta con su conducta habitualmente. Llega un momento en que, quizás le hablemos mal o no le tratemos del todo bien: "¡Tantos días igual!". En este caso nuestra reacción debe ser de comprensión. Él o ella no tienen culpa de nuestra reacción, de que sean tantas personas en la clase o de que tengamos un día malo. Por ello debemos disculparnos: "Siento haberte hablado así. Por favor vuelve a tu sitio y cuando termine de explicar podrás comentarnos lo que te ocurre".
Al igual que en el caso anterior les estamos transmitiendo nuestro malestar pero de forma educada. Ven que son importantes a pesar de que en un momento determinado les hayamos tratado incorrectamente. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Lo sensato es darse cuenta de este hecho y cambiarlo lo antes posible. Con nuestra actitud les estamos transmitiendo valores muy importantes para su adecuado desarrollo personal y social.
Los aprendizajes emocionales que trabajemos en el aula tienen que tener un objetivo claro: "Desarrollar actitudes personales que les conduzcan a ser personas más felices y responsables, valoradas, importantes y con el sentimiento de que sus aportacionoes son tenidas en cuenta.
Hoy hemos llevado a cabo una actividad de escucha atenta en la que nos hemos dividido en grupos de cuatro personas que hemos hablado sobre algún conflicto que haya tenido lugar en el aula y cómo lo hemos resuelto. Durante un minuto hablaba una persona y el resto escuchaba. A continuación hablada la siguiente persona, así hasta completar el grupo. La condición exigida era que, mientras hablaba una persona del grupo, el resto no podía hablar, ni hacer gestos como asentir, negar con la cabeza o mover alguna parte de su cuerpo...
La actividad tenía como finalidad que fuésemos conscientes de lo difícil que es escuchar a alguien sin intervenir de ningún modo, ni con el lenguaje verbal ni con el corporal. Lo que suele ocurrir normalmente es que estamos deseando que termine de hablar alguien a quien estamos escuchando para comenzar a hablar y para ello le animamos con gestos o afirmaciones del tipo: "Sí, pues a mi....", "Eso mismo me ocurrió a mí...", "A sí, pues deberías..." Etc.
Al no hablar ni gesticular, dejamos a la otra persona que se exprese libremente y le prestamos toda nuestra atención estando con nuestra atención pueta en ese momento y no en otro. Es algo que tenemos que practicar más habitualmente porque no es normal que esto ocurra.
Al final de la actividad algunas personas han afirmado que no se han sentido escuchadas porque esán acostumbradas a que asientas o reafirmen lo que decimos con sus gesto. Otras, sin embargo hemos dicho que si porque no nos han interrumpido en nuestra exposión. Nos han dejado ser.   
 Una compañera del grupo ha comentado alguna situación relacionada con los sentimientos que ha observado en algunas de las clases de primaria. Le he preguntado si quería comentarlo y nos ha contado que ha venido observando cómo algunas niñas y/o niños de alguna de las clases se sienten mal porque consideran que si no estuviesen en clase sería mejor para el grupo. Son personas que no se sienten integradas en el grupo clase o que sienten que no tienen cabida en ese espacio o que no son tenidas en cuenta. En algunas ocasiones puede ser que esa persona lo sienta así sin motivo aparente y ella o él se alejen del grupo al creer en esas afirmaciones que ha interiorizado. En otros casos puede ser real que alguien se esté comportando de una forma no adecuada con esa persona, la traten mal y ésta tenga esos sentimientos tan tristes.No podemos dejar pasar estas situaciones sin trabajarlas allí donde se producen. Hemos de atajarlas y trabajarlas de forma adecuada a partir de las herramientas de Educación Emocional. Bien con juegos grupales, dramatizaciones o cualquier otra actividad con la finalidad de que esas personas que se sienten así puedan canalizar esos sentimientos y gestionarlos de la mejor forma posible para que se sientan queridas y valoradas. 
El grupo desarrollará una mayor empatía y nuevas formas de relación. 

Muchas gracias por vuestras aportaciones e interés.
Maite García

jueves, 4 de febrero de 2016

PROFECÍA AUTOCUMPLIDA

Hola de nuevo:
Seguimos con el seminario sobre Mindfulness que estamos llevando a cabo en el colegio. Estas dos últimas sesiones hemos estado hablando sobre las etiquetas, con todo lo que ello signifia para la persona que las lleva puestas. Hablamos sobre las negativas porque las positivas no hacen daño, al contrario, sirven para engrandecer todavía más a la persona a quien se las ponen. Sin embargo una etiqueta negativa puede ayudar a desarrollar, en quien la tiene, falta de autoestima y de confianza unido a un sentimiento de nulidad, de no valía: "No hago nada bien", "Todo me sale mal"...

Una etiqueta negativa es una lápida que cae sobre una persona hundiéndola, deprimiéndola hasta desfallecer o, incluso hasta llegar al suicidio. Es una profecía autocumplida, un Efecto Pigmalión, porque sentencia y, al comportarnos de una determinada forma ante esa calificación, hacemos que la persona que la lleva piense de esa forma tan negativa y actúe igual. No podemos exigir entonces que, ante este hecho, reaccione de otro modo ya que está cumpliendo con ese cometido, con esa porfecía autocumplida que le han impuesto, como un soldado leal.

Yo contaba una experiencia personal de mi infancia, cuya etiqueta no conseguí romper hasta bien mayor y ayudada por algunas personas que pusieron su granito de arena para que consiguiese salir adelante y "mudar de piel". Quizás por este motivo estoy más sensibilizada ante estos hechos y soy más reactiva cuando detecto alguna de ellas en alguien. Porque lo más probable es que la apersona no pueda salir sola de ese pozo en el que está metida y necesite la ayuda de alguien quien, de forma altruísta y bondadosa, le ayude a forjarse esa seguiridad que le falta.

Hemos jugado al juego de las etiquetas y hemos podido comprobar cómo a quien le ha tocado una etiqueta negativa se ha sentido mal, con desorientación, con agitación y, probablemente, deseando que acabase el juego. Hemos llegado a una reflexión: si estas etiquetas negativas han conseguido actuar de este modo en tan solo los pocos minutos que ha durado el juego, ¿Cómo puede llegar a sentirse una persona que las lleva puestas durante meses o incluso años? 

Como profesionales de la educación, merece la pena obserbar, en los distintos contextos educativos, si se producen este tipo de estigmatizaciones para que, una vez que somos conscientes de este problema, y atajarlo lo antes posible.
   
El juego consiste en lo siguiente:

"Voy a poner etiquetas en vuestra ropa, debajo de la barbilla.
Los objetivos son: Valorar qué consecuencias tiene el etiquetar a las personas y aprender a tener más objetividad a la hora de tratar a las personas, sin dejarnos llevar por unos prejuicios que, en la mayoría de los casos, no son reales.
La condición es que no podéis mirar la vuestra hasta que acabe el juego. Una vez hemos colocado todas las etiquetas, las personas que las portan interactúan entre sí y se relacionan unas con otras dependiendo de la etiqueta que ven en su ropa, tanto si ésta es positiva como si es negativa. Al final del juego se pone en común cómo se han sentido las distintas personas que han participado sobre todo quienes se han sentido mal. Una vez hecho esto pueden mirar la etiqueta que tenían puesta".
Poder compartir este espacio y estas actividades de Mindfulness cada semana está convirtiéndose en un verdadero placer y toda una experiencia positiva.
Gracias