Tarde de domingo muy buena para seguir contando cosas sobre nuestro Seminario sobre Mindfulness.
El jueves pasado, día 3 de marzo seguimos hablábamos de cómo trabajamos las emociones en el aula y surgió una pregunta por parte de una compañera del grupo: preguntaba cómo podía ayudar a una niña de su clase de cinco años que no podía expresar sus emociones. Cuando le ocurría algo se ofuscaba, se ocultaba dentro de su "cascarón" y no decía nada. Era incapaz de hablar sobre lo que le ocurría. La profesora quería ayudarla pero no había manera de conseguir de ella ni una sola palabra. Otra compañera me comentó que en clase tenían el rincón de los corazones que consistía en que allí había muchos corazones de distintas formas, tamaños y mensajes: corazones tristes, alegres, rotos, encogidos, sordos, miedosos... En clase se había dicho en qué consistía ese rincón. Cada vez que alguien se encontraba mal podía acudir allí y coger el corazón con el que se identificaba en ese momento. Es una comunicación gestual muy buena y al no haber palabras, nos vale perfectamente para saber cómo se encuentra la persona.
Yo les hablé de la actividad "El Tiempo Atmosférico":
Comentamos en clase qué es el
tiempo meteorológico. Es ese tiempo que nos encontramos en el cual unas veces
hace sol, otras hay viento, en otras ocasiones llueve, graniza o nieva. Puede
que después de la lluvia haga sol y entonces salga el arcoíris, con sus colores
suaves, formando un arco enorme en el cielo y deleitándonos con su
majestuosidad…
Le conté a mi alumnado de valores que en nuestro interior
ocurre que, a veces, también hay viento cuando estamos nerviosos o nerviosas.
También puede ocurrir que luzca un sol maravilloso y lo inunde todo con su luz. En
este caso es que nos encontramos fenomenal. Contentos y contentas, alegres… O
quizás nos encontremos con que nuestro corazón está triste y por lo tanto
sintamos como la lluvia lo inunda todo mojando nuestro interior y produciéndonos sesasosiego y malestar. En unos momentos nos podemos encontrar
de una manera y después de otra diferente, conforme van cambiando los acontecimientos o nuestra actitud ante ellos.
Les fui preguntando cómo se
encontraban y descubrí que en la mayoría de las ocasiones respondían con un
“bien” o con un “mal”. Eso no me valía. Yo quería que aprendieran a expresar
sus sentimientos mejor pero eso lleva trabajo así que nos pusimos manos a la
obra.
Les dije que tenían que pensar cómo
se sentían por dentro. Cómo estaba tu corazón. Para ello tenían que hablar en términos
atmosféricos: Si había nubes o por el contrario lucía el sol. Si hacía viento o
llovía. Si los nubarrones teñían el cielo de gris o había un gran arcoíris en
su cielo interior.
Poco a poco fueron mostrando un
poco más de expresividad y alguien hasta comentó que al principio sentía viento
pero poco a poco había ido tranquilizándose hasta conseguir que saliera el arcoíris.
También hubo alguien que dijo estar muy bien con mucho sol. Le hicimos ver que
no lo parecía, poro su aspecto y forma de comportarse. Más bien parecía que en su interior había una gran tormenta con viento y que no
le dejaba un momento de tranquilidad.
Poco a poco seguimos trabajando
estas actividades para afianzar esas nuevas formas de expresión. Ello nos irá
indicando hasta qué punto se van conociendo y van tomando conciencia de cómo se
sienten y cómo pueden expresarlo. Siempre teniendo en cuenta que habrá personas
a las que les costará más y otras que tendrán más facilidad.
En el trabajo de aula cogieron
sus cuadernos e hicieron algunos dibujos en los cuales comentaron cómo se sentían.
Aquí expongo algunos ejemplos: