martes, 21 de febrero de 2017

Pueblos para sentir y admirar su belleza.

Hola!!
Este verano hemos vuelto a visitar la Costa Azul. Aprovechando que nuestra hija vive allí, tenemos la oportunidad de hacer turismo y de conocer esta zona de Francia tan exclusiva. Hemos querido visitar otros pueblos diferentes a los que ya conocemos y también hemos vuelto a Cannes, Mónaco y Antibes porque ha venido con nosotros nuestro hijo y, como no conocía estos lugares, pues se los hemos querido enseñar. Alguno de ellos me ha gustado incluso más que la primera vez que lo vi. Me ha ocurrido con Cannes y con Eze. Quizás debido a la luz del día. Cuando los vimos el verano pasado el sol ya se había escondido y tampoco nos dio tiempo a visitarlos como este año.

Este verano hemos visitado el pueblo de Saint Paul de Vence, situado en lo alto de una colina y considerado uno de los pueblos más bellos de Francia. Está entre Antibes y Niza y muy cerca de Grasse. Es un pueblo totalmente amurallado, muy cuidado y lleno de galerías de arte ¡Increíble la cantidad de artistas que hay en él! A cada paso hay una de ellas. El pueblo llama mucho la atención también por lo agradable de sus calles, estrechas, decoradas con macetas de múltiples colores y con muchos otros elementos decorativos cuidados al detalle. 

Aquí os dejo algunas de las fotos que hicimos y os aconsejo visitarlo si vais por esta zona. Merece la pena. El restaurante donde comimos está a la entrada del pueblo rodeado de árboles y con unas vistas al valle maravillosas. ¡Ah, y la comida muy buena!





Hemos sentido también que la cantidad de gente que queremos visitar los mismos lugares los llenamos tanto que casi se podría decir que no cabemos en ellos y, algunas veces, es angustioso ver cómo no hay sitio para dejar el coche y te tienes que marchar. Nos ha ocurrido esto en Ville de France. Después de una hora de buscar aparcamiento nos tuvimos que marchar.






















Cuando llegamos a Eze, después de intentar comer en Ville de France como he mencionado, eran más de las tres. Comimos en el mismo restaurante que el año pasado y nos gustó mucho.
Una vez recuperadas las fuerzas ya pudimos comenzar a subir hacia el pueblo de Eze, siempre con calma viendo lo que nos ofrecía cada rincón.
  

PRACTICANDO MINDFULNESS EN LA BIBLIOTECA

Érase una vez un Club de Lectura de la biblioteca de una localidad pequeña... pero ya no tan pequeña como para denominarla un pueblo. Del pueblo de Alovera se ha ido desarrollando todo un maravilloso lugar lleno de viviendas grandes y pequeñas con jardines, parques, avenidas, colegios, luegares de ocio... En el centro del pueblo está la Plaza con su Ayuntamiento. Bello lugar sonbreado por múltiples árboles y jardines que se colorean en la primavera y se llenan de alegría con las grandes iniciativas que en ella tienen lugar.

En su Biblioteca se desarrollan múltiples actividades para personas grandes y pequeñas.Teatros, expectáculos musicales, conferencias, celebraciones de fin de curso de los tres colegios que tiene la localidad y otras muchas actividades culturales. 

Su club de lectura para niñas y niños desde los tres años es uno de los recursos que ofrece para introducir en la lectura y en la magia de los cuentos a estas criaturas... llevándoles más allá de su realidad y de su presente.

Mercedes es su Directora y Montse su gran colaboradora. Ambas trabajadoras incansables y adorables tanto a nivel personal como profesional. Enamoradas de su trabajo y siempre dispuestas a ofrecer su tiempo para sacar adelante cualquier sueño que puedan tener.

Sabiendo que trabajo Mindfulness en el colegio me ofrecieron hacer una sesión una tarde de martes para uno de los club de lectura. Fue el pasado martes 14 de febrero, día de los enamorados, cuando disfrutamos de una hora de Atención Plena con Meditación. Eran unas catorce niñas y un niño pero me contó Montse que faltaba alguien más.

La experiencia diría que fue enriquecedora. Llena de ilusión y satisfacción. Algunas niñas me comentaron que en su colegio también hacían meditación. Que conocían el cuenco Tibetano porque su maestra también se lo mostraba y lo escuchaban.  Me hizo mucha ilusión saber esto pues considero que cualquier actividad que sea enriquecedora para las personas y la sociedad hay que llevarla a cabo.

Comenzamos la sesión contándoles un cuento "Un bosque tranquilo" de  Partricia Díaz-Caneja. Una escritora de cuentos que conocí justo cuando presentaba este cuento en una pequeña librería que hay en el centro de Guadalajara y que se llama "La Ballena Azul". Ese día coincidí allí con ella y me cautivó la presentación de ese pequeño libro lleno de sabiduría.

Cuando terminamos de contar el cuento les presenté el cuenco Tibetano y lo escuchamos durante un rato tumbadas y tumbado sobre el suelo con los ojos cerrados. A continuación con "El saboreo" eligieron entre tres cosas que yo había llevado para esta actividad y una vez que se colocaron en una posición adecuada comenzamos. Lo hicieron muy bien y mostrando su extrañeza y su sospresa hicieron algunos comentarios después. ¡Nunca antes se habían comido algo con tanto sentimiento! Una forma sencilla de saborear aquello que nos metemos en la boca y una visión diferente de ver la vida a través de la degustación de algo que hacemos todos los días y no le damos importancia.

La meditación guiada que pusimos al final de la sesión y que duró unos doce minutos, es de un CD de Eline Snel cuyo libro se titula "Tranquilos y Atentos como una rana".
Les costó un rato calmarse, sobre todo a algunas de las niñas pero al final huvo hasta quien se durmió. 

Fue una tarde diferente para estas niñas y este niño. Un ratito para parar en sus ya ajetreadas vidas y un gran momento para aprender que no todo es correr y correr que también es importante darse un respiro, escuchando la respiración y atendiendo a nuestro ser, a nuestro corazón.
                                             Aprendiendo a ser

                            Gracias Mercedes y Montse por este ratito tan especial.