martes, 31 de mayo de 2016

Mi libro sobre Mindfulness


Este dibujo es de https://estibabalia.wordpress.com/category/meditacion-2/


No podría ser de otra forma. Me encontré con Mindfulness cuando tenía que hacerlo. En mi nuevo libro comento que fue el año pasado 2014, en la Feria del Libro de Madrid. Que yo buscaba un libro sobre coaching y me dijeron: "Lo siento no tenemos nada sobre coaching en este momento pero tengo este otro libro que se está vendiendo muy bien entre profesionales de la educación". 
Me lo llevé. Me llamó la atención el título: "Mindfulness para enseñar y aprender: estrategias prácticas para maestros y educadores".  Y lo leí. Me pasé todo el verano leyendo cosas sobre este tema y claro lo quise poner en práctica en el aula, con mi alumnado. Preparé un proyecto para ello de la mano de Aulas Felices (Proyecto desarrollado en Zaragoza para la práctica del Mindfulness o Atención Plena) y me lo llevé al colegio. 

Comuniqué al Claustro del Profesorado mi intención y también que me gustaría que se llevara a cabo en todo el centro. Al menos por aquellas personas que estuviesen interesadas en ponerlo en práctica.

En octubre de ese mismo año, comenzamos un seminario sobre este tema, al que asistieron unas veinticinco personas del claustro de mi colegio que, por cierto es "Campiña Verde" de Alovera.
Acabamos de terminarlo y hemos aprendido muchísimo. A mi y me consta que a muchas de las personas que lo hemos realizado, nos ha cambiado la vida. La forma de estar en la vida. La manera de sentir los acontecimientos y las nuevas situaciones que nos pueden molestar, inquietar o dañar. A través de la meditación mi mente se está calmando y recurro a ella, prácticamente, todos los días una o dos veces. ¡Hay tantos momentos en los que se puede practicar Mindfulness!

Os dejo aquí algunos extractos de mi libro "Vivir significa estar presente: La práctica del Mindfulness en el día a día del Aula"

INTRODUCCIÓN.

Muchas cosas vienen a nuestra vida, solas, sin haberlas cuestionado, sin haberlas buscado necesariamente de forma consciente, quedándose por un rato a nuestro lado o de forma más permanente. Esto ocurre en muchas ocasiones, quizás más de las que nos podemos imaginar. Me estoy refiriendo a situaciones en las que una cosa sucede a la otra. Por ejemplo cuando nuestra mente está absorta en algo que nos gusta, que nos interesa mucho y de lo que estamos aprendiendo aspectos fundamentales para nuestra vida porque nos está cambiando algún aspecto de ella  llevándonos a reflexiones profundas a las que nunca antes habíamos tenido acceso con relación a un tema en concreto. ¿Por qué ocurre esto? Yo diría que se produce cuando nos encontramos en un momento de motivación o de imaginación creativa, tan fuerte, que no existe nada más y todo a nuestro alrededor se alinea y se confabula para ayudarnos en esa creación a la que podemos llamar “Fluir” si tenemos en cuenta la definición de Mijaly  Csikszentmihalyi  o “Elemento” si leemos a Ken Robinson. Pero también podemos afirmar que este suceso sólo se produce si la persona se encuentra inmersa en un momento de transformación y crecimiento personal y esto no siempre es así o mejor dicho esta circunstancia no se produce en cualquier momento de nuestra vida sino cuando tenemos una propensión a que suceda, a que acontezca.
En este sentido, Danilo Hernández, maestro de yoga (Swami Digambarananda) dice en “Conciencia Testigo” que el ser humano suele estar dormido y lo dice en un sentido de “estar sumergido en una pura necesidad de supervivencia”. Quiere esto decir que en ese caso la vida transcurre dentro de una rutina con unos parámetros personales y sociales preestablecidos previamente y raramente modificables. La rutina y el tiempo los han perpetuado. Sin embargo, ¿cuándo cambia, o puede cambiar, esta circunstancia? Según este autor, cuando la persona sufre un acontecimiento drástico en su vida, como puede ser una enfermedad, una muerte, un accidente propio o de algún ser querido, una noticia que nos marca…
Entonces, dice, el ser humano se hace otro planteamiento de su vida y es cuando ésta puede cambiar. Despierta. Hemos oído hablar de ello muchas veces cuando alguien dice: …Mi vida cambió cuando sufrí el accidente. …Ya no soy la misma persona que era. …Ahora sé que cosas son importantes y cuáles no. …Mi vida ahora tiene otro sentido. Etc.
Hablaré en este libro de temas tan importantes y tan de moda en los últimos años como la Educación Emocional que apareció en mi vida de la mano de Daniel Goleman hace ya más de veinte años, también de la Educación Positiva creada por el Dr. Martín Seligman. Pero sobre todo, me voy a centrar en el método Mindfulness cuya sabiduría llegó recientemente a formar parte de mi vivir cotidiano transformando mi sentir de la vida y dotándola de otro significado. Ahora mi existencia es más tranquila, mi estar presente se nota, con pequeñas connotaciones… diferente. Vivo más el presente y lo disfruto más. Mi mundo se ha trastocado para mejorarlo y ese aprendizaje tan importante, lo traslado, humildemente, a los lugares, a las estancias y a las personas que me rodean, que forman parte de mi vida.
Creo que las cosas ocurren por algún motivo. Si yo me encuentro ahora imbuida en estos temas es porque ya había andado un largo camino en este sentido cuando surgió esta nueva forma de afrontar la vida. Ocurrió hace unos meses, en junio pasado, yo estaba buscando un libro relacionado con el Coaching cuando apareció Mindfulness para proseguir en ese camino de crecimiento personal y profesional.
Definiremos Mindfulness, sus enormes beneficios para la salud y de cómo lo he ido introduciendo en mi aula. Educativamente hablando todos los aspectos mencionados tienen un único objetivo: Ayudar al alumnado a ser feliz y dotarle de las herramientas necesarias para que pueda desarrollarse de forma integral en su vida personal y social.


1   ¿POR QUÉ ESCRIBIR ESTE LIBRO?

 Si he de echar a alguien la culpa de este libro tendré que comenzar por Daniel Goleman quien, cuando yo estaba terminando mi carrera de Magisterio allá por el año 1995, publicó un “best seller” titulado “Inteligencia Emocional”. Ese libro cambió mi forma de ver la educación. Creo que cuando hay una mente curiosa, motivada e inquieta, hacia una determinada cosa o situación, es cuando se puede producir un cambio en nuestras vidas. Esto es así porque cada persona nos encontramos en un nivel de conciencia diferente y con inquietudes distintas… “Cuando el alumno esté preparado…” Dice una leyenda zen.
Algo de eso tenía ya en mi cerebro, en mi persona, cuando encontré el libro del Dr. Goleman. Lo leí, me sumergí en él y me impresionó. Me sentí en ese nivel necesario para adquirir aquellos conocimientos que iban a llenar tanto mi vida personal y profesional. Lo que leí sobre Educación Emocional en ese libro no me lo enseñaron en la Escuela de Magisterio, más que nada porque en ella los contenidos giran en torno a toda la teoría relacionada con la educación: la pedagogía, la música, la plástica, las matemáticas, la educación física, los idiomas… Nada que ver con la “práctica” de la educación en sí misma y mucho menos cómo llevar a cabo una Educación Emocional, en las aulas. El currículo universitario tiene un agujero muy grande con respecto a la carencia de formación docente en esta parte emocional que tan beneficiosa es para llevar a cabo una educación integral de las personas que estamos ayudando a formar.
Por lo tanto mi práctica educativa desde el momento en el que leí el libro de Daniel Goleman, y luego muchos más relacionados con este tema, se fue orientando en ese sentido. Con el paso del tiempo fui adquiriendo confianza en lo que hacía como profesional de la educación porque seguía formándome en todos estos temas tan importantes y trasladaba a mi aula todo lo que yo estaba segura era beneficioso para mi alumnado. Lo había interiorizado primero en mi propia persona y se había transformado mi pensamiento abriéndolo a nuevos matices.
Poco a poco fueron surgiendo otras disciplinas también muy motivadoras para mi profesión y para mi vida personal y fui aprendiendo también de todo ello. Fue a través del Coaching que aprendí que hay que buscar las destrezas personales que, por naturaleza existen en las personas, para desarrollarlas, y también que nadie, excepto la propia persona, tiene en su interior las respuestas que busca. Aprendí también a ser más feliz dando importancia a lo que en realidad lo tiene y a ser una persona más objetiva no quedándome en lo negativo sino ver todo lo positivo que hay a mi alrededor. Aprendí que si quiero que algo cambie en mi vida tengo que hacer algún cambio en ella. Pero todo ello lleva tiempo adquirirlo y hay que tener paciencia y constancia si se quieren ver los cambios deseados.
Otra de las disciplinas que surgió en mi vida recientemente es el Mindfulness, y llegó para quedarse. Ocurrió porque tenía que ocurrir, porque había ya una predisposición al encuentro de nuevos conceptos, de nuevas armonías, de nuevas actitudes.
La feria del libro de Madrid es, para mí, uno de los grandes acontecimientos anuales al que no suelo faltar. Es un regalo anual el que me hago a mí misma. Me encanta recrearme en ese ambiente luminoso y cultural, pasear entre los libros, cuentos, autoras y autores que allí acuden. Sumergirme entre ese revuelo de gentes venidas de todas partes y entre los libros que allí se exponen y busco alguno que pueda servirme, que me añada motivación a los temas que me gustan. Fue en la última feria celebrada este año. Como he dicho, en junio pasado, yo buscaba un libro de Coaching pero la librera me dijo que no lo tenían y me ofreció otro que, dijo, estaba vendiéndose muy bien últimamente entre docentes. Era un libro sobre Mindfulness “Mindfulness para enseñar y aprender”, de Deborah Schoeberlein con la Dra. Suki Sheth”.
Lo compré. Lo leí y me impresionó tanto que decidí indagar más sobre ese tema tan de moda y con tantos beneficios. Pasé el verano leyendo bibliografía y pensando cómo podría ponerlo en práctica en mi aula. Se lo había comentado a mi compañera Gema del colegio y me había dicho que podría proponerlo al Claustro para llevarlo a cabo el curso siguiente. Me entusiasmó la idea.
Me entusiasmo fácilmente.
Mi tiempo de vacaciones se fue orientando hacia el desarrollo de un proyecto para proponerlo al resto de compañeras y compañeros en septiembre.
Cuando llegó el momento de hablarlo en Claustro, el proyecto gustó mucho y logramos ponerlo en práctica. Este es el primer curso en el que trabajamos conjuntamente la Educación Emocional y positiva y Mindfulness en clase.
La idea de escribir este libro surgió de la inquietud de llevar a la práctica todos estos conceptos nuevos y no tan nuevos en beneficio de todas aquellas personas que entren en contacto con esta nueva forma de ver la educación: profesorado, alumnado, familias… Parte de mi curiosidad por el desarrollo personal y parte también de la gran motivación creada en el centro escolar donde trabajo.
Todos estos conocimientos, lógicamente, me ayudaron a ser otra persona porque mi “actitud” ante la vida cambió completamente. Con todos estos aprendizajes me fue mucho más fácil llevar a cabo una Educación Integral en mi aula con mi alumnado, uniendo estos aspectos tan importantes de la personalidad a los más cognitivos y puramente académicos legalmente establecidos a través de los contenidos curriculares.   
He de decir que este libro nace de esa necesidad de poner en práctica, en el aula, de todos los conocimientos actuales tan importantes para el desarrollo de las personas y, sobre todo del trasfondo que ya existía en mi pensamiento sobre el momento actual de la educación en nuestro país y de la situación personal de nuestros educandos que me incitó a una gran reflexión que dura ya varios años.
Desde hace algún tiempo, venimos observando cómo vienen al colegio nuestras niñas y niños. Llegan con una actitud que no siempre es la más adecuada para aprender ya que unido a la gran estimulación que traen consigo hay que añadir la falta de paciencia necesaria para centrarse y conseguir que se sientan en el aula con la motivación adecuada para aprender, para saber y experimentar lo nuevo. Mis sentimientos son, por estos motivos y desde hace ya algún tiempo, de impotencia a la vez que de una gran motivación por cambiar algún aspecto de la educación que considero tan necesaria.
Si reflexionamos qué es lo que ocurre hoy día en nuestra sociedad podemos observar lo siguiente:
-      Hay una gran cantidad de información en la sociedad que nos llega de todas partes: Las Tablet, las consolas, los ordenadores, los androide, la TV... Esta nueva forma de comunicación y de pasatiempo fomenta la soledad, la impaciencia, la inmediatez y sensación de querer más y más conforme nos vamos adentrando en esa dinámica.
-      Existe una gran falta de tiempo de calidad que muchas familias están sintiendo y echando en falta para disfrutar de sus hijas e hijos por la necesidad de trabajar unido al estrés que ello produce o por el trabajo mismo. Las familias quieren lo mejor para sus hijos e hijas y por este motivo intentan que tengan muchas actividades extraescolares que llenen ese vacío producido por la ausencia de papá y/o mamá. Por otro lado hay que trabajar para vivir y esto puede generar un gran sentimiento de culpa al no poder estar con estas criaturas el tiempo que consideramos necesario.
-      Las prisas de la sociedad actual con tantos puntos que atender: además del trabajo, las actividades extraescolares, los deberes, los actos sociales pequeños y grandes, la gran información que nos llega constantemente, a través de las redes sociales, las numerosas preocupaciones que han llegado a ocupar mucha parte de nuestro tiempo… provocan estrés y, como he mencionado, sentimientos de no llegar, de faltar horas al día.
-      La urgente necesidad de hacer las cosas justo en el momento y de forma rápida sin reflexión. Se puede afirmar que hemos perdido nuestro centro. Nos dejamos arrastrar por el ritmo de vida que nos hemos impuesto, que la sociedad está generando y esto puede crear insatisfacción. Nuestros niños y niñas acompañan a ese  sentir familiar y, en clase, observamos su frustración cuando no consiguen las notas que mamá o papá quieren, cuando no rinden lo suficiente, cuando piensan que un mal comportamiento puede producir una regañina en casa o cuando van corriendo de un lado para otro: comedor, actividades extraescolares, tareas escolares…
-      Las dificultades familiares de: separación, falta de trabajo, tiempos compartidos, demasiados deberes y actividades. Nuestro alumnado nos hace ver cómo se siente, cómo está gestionando lo que le ocurre y lo hace como puede. Hemos de observar todo lo que ocurre en las aulas porque esa vida chispeante que se produce en ella es un reflejo de lo que ocurre fuera de allí, en la intimidad de sus hogares y está creando un caldo de cultivo en el que aparecen conflictos, falta de reflexión y mucha ansiedad con facilidad.

 Todo ello lleva a nuestros educandos, como he mencionado a una gran frustración y causa una gran fuente de estrés que se refleja en el aula de muchas formas, por ejemplo ante una falta de concentración y de atención a las explicaciones, falta de paciencia y respeto hacia sus iguales y hacia el profesorado, agresiones verbales y físicas debido a la falta de reflexión, bajo nivel de autoestima, falta de empatía, sentimientos de poca valía, tener que cumplir con las expectativas familiares o una gran inseguridad personal.
Quizás sea debido a estas necesidades que venimos observando en las aulas el motivo por el cual, la práctica de la Meditación y el desarrollo de habilidades sociales están introduciéndose de forma urgente en los centros educativos. El profesorado es cada día más consciente de que no se puede separar esta educación de la académica o curricular.
Según los estudios que he consultado, en estos momentos haya más de doscientos colegios e institutos en nuestro país, que están llevando a cabo Mindfulness en las aulas con unos resultados asombrosos y, este proyecto de presente y futuro va a más. No podíamos ni debíamos perdérnoslo.


5.3 EL TIEMPO ATMOSFÉRICO.
Para aprender a expresar esas emociones que tanto nos preocupan y las cuales, a veces, no sabemos cómo expresar, llevamos a cabo actividades que nos van a ayudar. Que poco a poco nos irán dando respuestas a esas inquietudes y a esas nuevas formas de relación.
En una de las sesiones de Mindfulness, una compañera pregunta qué hace con una niña que no sabe expresar lo que le ocurre, se ofusca y se encierra en su interior siendo imposible acceder a ella.
Comenté al grupo esta actividad:
Comentamos en clase qué es el tiempo meteorológico. Es el estado de la atmósfera; que nos va indicando qué tiempo hace en un determinado momento del día: unas veces hace sol, otras hay viento, en otras ocasiones llueve, graniza o nieva. Puede que después de la lluvia haga sol y entonces salga el arcoíris con sus colores suaves formando un arco enorme en el cielo y deleitándonos con su majestuosidad…
Les conté que lo que ocurre en nuestro interior se podría ver también desde ese punto de vista. No siempre nos sentimos igual. En ocasiones hay viento cuando estamos nerviosos o nerviosas y no acertamos a pensar de forma clara. También puede ocurrir que luzca un sol maravilloso y lo inunde todo de luz, en este caso nos encontramos fenomenal, contentos y contentas, alegres… O quizás nos encontremos con que nuestro corazón está triste y por lo tanto sintamos como la lluvia lo inunda todo encharcando cada rincón de nuestro interior. En un momento nos podemos encontrar de una manera y poco tiempo después de otra muy diferente y nuestras reacciones y conductas van a estar relacionadas con esa forma de sentir…de estar.
En clase fui preguntando al grupo cómo se encontraban y descubrí que en la mayoría de las ocasiones respondían con un “bien” o con un “mal”. Eso no me valía. Yo quería que aprendieran a expresar sus sentimientos mejor, de forma más nítida y esto es difícil para muchas personas sobre todo a estas edades de siete y ocho años, por ello es tan importante que sepan expresarse, que puedan hacerlo. Y como lleva trabajo aprenderlo nos pusimos manos a la obra.
Les dije que tenían que mirar en su interior y pensar cómo se sentían por dentro. Cómo estaba su corazón y demás órganos y para ello tenían que intentar hablar en términos atmosféricos: Si sentían confusión o tristeza quizás fuera porque había nubes tapando una sonrisa. Por el contrario si se sentían con ganas de cantar, de saltar o de reír sería, seguramente, porque lucía el sol en su interior. También podría ocurrir que sintieran intranquilidad, nerviosismo o ganas de moverse mucho. Entonces quizás verían que había mucho viento o lluvia ahí adentro. Puede que tuviesen ganas de llorar o de gritar porque estuviesen enfadados o enfadadas y eso podría indicarse con unos grandes nubarrones que cubrían su corazón de gris, o habría quienes tuviesen una gran sonrisa dibujada en su interior reflejándose también en su cara porque se sentían felices y con muchas ganas de hacer cosas buenas, de disfrutar y de reír entonces podrían decir que había un gran arcoíris en su cielo interior.
Impresionadas todas las criaturas de la clase con esta explicación, poco a poco fueron mostrando un poco más de expresividad y alguien hasta comentó que al principio sentía que había viento en su cuerpo pero que poco a poco había ido tranquilizándose hasta conseguir que saliera el arcoíris. También hubo alguien que dijo estar muy bien con mucho sol en su interior. A alguna persona le hicieron alguna observación del tipo: pues no parece que haya mucho sol en tu interior, más bien parece que en tu interior hay una gran tormenta con mucho viento porque no estás tranquilo.
Poco a poco seguimos trabajando estas actividades para afianzar esas nuevas formas de expresión. Ello nos irá indicando hasta qué punto se van conociendo y van tomando conciencia de cómo se sienten y cómo pueden expresarlo. Siempre teniendo en cuenta que habrá personas a las que les costará más y otras que tendrán más facilidad para identificar y poner nombre a sus sentimientos.
En el trabajo de aula cogieron sus cuadernos e hicieron algunos dibujos en los cuales comentaron cómo se sentían. 




 

El día 10 de agosto de 2016 se publicó en Amazón mi libro "Vivir significa estar presente: practicando Mindfulness en el aula",

Espero que guste y pueda ser puesto en práctica en las aulas de todos los colegios.

Cada día hay mayor certeza de la importancia de la puesta en práctica de este método en la Educación y de sus beneficios para los educandos y profesionales que nos dedicamos a esta labor tan importante.

Me siento agradecida de haber podido crecer como persona y como maestra y haber podido poner en práctica Mindfulness en mi aula con mi alumnado. Ya he comentado como ha cambiado mi forma de estar y de sentir la vida. Espero poder seguir haciéndolo en los sucesivos cursos y estoy segura de que nos seguiremos enriqueciendo con esta práctica de la Atención Plena.

Aquí os dejo el enlace de Amazón:Detalles del producto



  

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