Este dibujo es de https://estibabalia.wordpress.com/category/meditacion-2/ |
No podría ser de otra forma. Me encontré con Mindfulness cuando tenía que hacerlo. En mi nuevo libro comento que fue el año pasado 2014, en la Feria del Libro de Madrid. Que yo buscaba un libro sobre coaching y me dijeron: "Lo siento no tenemos nada sobre coaching en este momento pero tengo este otro libro que se está vendiendo muy bien entre profesionales de la educación".
Me lo llevé. Me llamó la atención el título: "Mindfulness para enseñar y aprender: estrategias prácticas para maestros y educadores". Y lo leí. Me pasé todo el verano leyendo cosas sobre este tema y claro lo quise poner en práctica en el aula, con mi alumnado. Preparé un proyecto para ello de la mano de Aulas Felices (Proyecto desarrollado en Zaragoza para la práctica del Mindfulness o Atención Plena) y me lo llevé al colegio.
Comuniqué al Claustro del Profesorado mi intención y también que me gustaría que se llevara a cabo en todo el centro. Al menos por aquellas personas que estuviesen interesadas en ponerlo en práctica.
En octubre de ese mismo año, comenzamos un seminario sobre este tema, al que asistieron unas veinticinco personas del claustro de mi colegio que, por cierto es "Campiña Verde" de Alovera.
Acabamos de terminarlo y hemos aprendido muchísimo. A mi y me consta que a muchas de las personas que lo hemos realizado, nos ha cambiado la vida. La forma de estar en la vida. La manera de sentir los acontecimientos y las nuevas situaciones que nos pueden molestar, inquietar o dañar. A través de la meditación mi mente se está calmando y recurro a ella, prácticamente, todos los días una o dos veces. ¡Hay tantos momentos en los que se puede practicar Mindfulness!
Os dejo aquí algunos extractos de mi libro "Vivir significa estar presente: La práctica del Mindfulness en el día a día del Aula"
INTRODUCCIÓN.
Muchas cosas vienen a nuestra
vida, solas, sin haberlas cuestionado, sin haberlas buscado necesariamente de
forma consciente, quedándose por un
rato a nuestro lado o de forma más permanente. Esto ocurre en muchas ocasiones,
quizás más de las que nos podemos imaginar. Me estoy refiriendo a situaciones
en las que una cosa sucede a la otra. Por ejemplo cuando nuestra mente está
absorta en algo que nos gusta, que nos interesa mucho y de lo que estamos
aprendiendo aspectos fundamentales para nuestra vida porque nos está cambiando
algún aspecto de ella llevándonos a
reflexiones profundas a las que nunca antes habíamos tenido acceso con relación
a un tema en concreto. ¿Por qué ocurre esto? Yo diría que se produce cuando nos
encontramos en un momento de motivación o de imaginación creativa, tan fuerte,
que no existe nada más y todo a nuestro alrededor se alinea y se confabula para
ayudarnos en esa creación a la que podemos llamar “Fluir” si tenemos en cuenta
la definición de Mijaly
Csikszentmihalyi o
“Elemento” si leemos a Ken Robinson. Pero también podemos afirmar que este
suceso sólo se produce si la persona se encuentra inmersa en un momento de
transformación y crecimiento personal y esto no siempre es así o mejor dicho
esta circunstancia no se produce en cualquier momento de nuestra vida sino
cuando tenemos una propensión a que suceda, a que acontezca.
En este sentido, Danilo
Hernández, maestro de yoga (Swami Digambarananda) dice en “Conciencia Testigo”
que el ser humano suele estar dormido y lo dice en un sentido de “estar
sumergido en una pura necesidad de supervivencia”. Quiere esto decir que en ese
caso la vida transcurre dentro de una rutina con unos parámetros personales y
sociales preestablecidos previamente y raramente modificables. La rutina y el
tiempo los han perpetuado. Sin embargo, ¿cuándo cambia, o puede cambiar, esta
circunstancia? Según este autor, cuando la persona sufre un acontecimiento
drástico en su vida, como puede ser una enfermedad, una muerte, un accidente
propio o de algún ser querido, una noticia que nos marca…
Entonces, dice, el ser humano se
hace otro planteamiento de su vida y es cuando ésta puede cambiar. Despierta.
Hemos oído hablar de ello muchas veces cuando alguien dice: …Mi vida cambió
cuando sufrí el accidente. …Ya no soy la misma persona que era. …Ahora sé que
cosas son importantes y cuáles no. …Mi vida ahora tiene otro sentido. Etc.
Hablaré en este libro de temas
tan importantes y tan de moda en los últimos años como la Educación Emocional
que apareció en mi vida de la mano de Daniel Goleman hace ya más de veinte
años, también de la Educación Positiva creada por el Dr. Martín Seligman. Pero
sobre todo, me voy a centrar en el método Mindfulness cuya sabiduría llegó
recientemente a formar parte de mi vivir cotidiano transformando mi sentir de
la vida y dotándola de otro significado. Ahora mi existencia es más tranquila,
mi estar presente se nota, con pequeñas connotaciones… diferente. Vivo más el
presente y lo disfruto más. Mi mundo se ha trastocado para mejorarlo y ese
aprendizaje tan importante, lo traslado, humildemente, a los lugares, a las
estancias y a las personas que me rodean, que forman parte de mi vida.
Creo que las cosas ocurren por
algún motivo. Si yo me encuentro ahora imbuida en estos temas es porque ya
había andado un largo camino en este sentido cuando surgió esta nueva forma de
afrontar la vida. Ocurrió hace unos meses, en junio pasado, yo estaba buscando
un libro relacionado con el Coaching cuando apareció Mindfulness para proseguir
en ese camino de crecimiento personal y profesional.
Definiremos Mindfulness, sus
enormes beneficios para la salud y de cómo lo he ido introduciendo en mi aula.
Educativamente hablando todos los aspectos mencionados tienen un único
objetivo: Ayudar al alumnado a ser feliz y dotarle de las herramientas
necesarias para que pueda desarrollarse de forma integral en su vida personal y
social.
1 ¿POR QUÉ ESCRIBIR ESTE LIBRO?
Si he de echar a alguien la culpa de este
libro tendré que comenzar por Daniel Goleman quien, cuando yo estaba terminando
mi carrera de Magisterio allá por el año 1995, publicó un “best seller”
titulado “Inteligencia Emocional”. Ese libro cambió mi forma de ver la
educación. Creo que cuando hay una mente curiosa, motivada e inquieta, hacia
una determinada cosa o situación, es cuando se puede producir un cambio en
nuestras vidas. Esto es así porque cada persona nos encontramos en un nivel de
conciencia diferente y con inquietudes distintas… “Cuando el alumno esté
preparado…” Dice una leyenda zen.
Algo de eso tenía ya en mi
cerebro, en mi persona, cuando encontré el libro del Dr. Goleman. Lo leí, me
sumergí en él y me impresionó. Me sentí en ese nivel necesario para adquirir
aquellos conocimientos que iban a llenar tanto mi vida personal y profesional.
Lo que leí sobre Educación Emocional en ese libro no me lo enseñaron en la
Escuela de Magisterio, más que nada porque en ella los contenidos giran en
torno a toda la teoría relacionada con la educación: la pedagogía, la música,
la plástica, las matemáticas, la educación física, los idiomas… Nada que ver
con la “práctica” de la educación en sí misma y mucho menos cómo llevar a cabo
una Educación Emocional, en las aulas. El currículo universitario tiene un
agujero muy grande con respecto a la carencia de formación docente en esta
parte emocional que tan beneficiosa es para llevar a cabo una educación
integral de las personas que estamos ayudando a formar.
Por lo tanto mi práctica
educativa desde el momento en el que leí el libro de Daniel Goleman, y luego
muchos más relacionados con este tema, se fue orientando en ese sentido. Con el
paso del tiempo fui adquiriendo confianza en lo que hacía como profesional de
la educación porque seguía formándome en todos estos temas tan importantes y
trasladaba a mi aula todo lo que yo estaba segura era beneficioso para mi
alumnado. Lo había interiorizado primero en mi propia persona y se había
transformado mi pensamiento abriéndolo a nuevos matices.
Poco a poco fueron surgiendo
otras disciplinas también muy motivadoras para mi profesión y para mi vida
personal y fui aprendiendo también de todo ello. Fue a través del Coaching que
aprendí que hay que buscar las destrezas personales que, por naturaleza existen
en las personas, para desarrollarlas, y también que nadie, excepto la propia
persona, tiene en su interior las respuestas que busca. Aprendí también a ser
más feliz dando importancia a lo que en realidad lo tiene y a ser una persona
más objetiva no quedándome en lo negativo sino ver todo lo positivo que hay a
mi alrededor. Aprendí que si quiero que algo cambie en mi vida tengo que hacer
algún cambio en ella. Pero todo ello lleva tiempo adquirirlo y hay que tener
paciencia y constancia si se quieren ver los cambios deseados.
Otra de las disciplinas que
surgió en mi vida recientemente es el Mindfulness, y llegó para quedarse.
Ocurrió porque tenía que ocurrir, porque había ya una predisposición al
encuentro de nuevos conceptos, de nuevas armonías, de nuevas actitudes.
La feria del libro de Madrid es,
para mí, uno de los grandes acontecimientos anuales al que no suelo faltar. Es
un regalo anual el que me hago a mí misma. Me encanta recrearme en ese ambiente
luminoso y cultural, pasear entre los libros, cuentos, autoras y autores que
allí acuden. Sumergirme entre ese revuelo de gentes venidas de todas partes y
entre los libros que allí se exponen y busco alguno que pueda servirme, que me
añada motivación a los temas que me gustan. Fue en la última feria celebrada
este año. Como he dicho, en junio pasado, yo buscaba un libro de Coaching pero
la librera me dijo que no lo tenían y me ofreció otro que, dijo, estaba
vendiéndose muy bien últimamente entre docentes. Era un libro sobre Mindfulness
“Mindfulness para enseñar y aprender”, de Deborah Schoeberlein con la Dra. Suki Sheth”.
Lo compré. Lo leí y me impresionó
tanto que decidí indagar más sobre ese tema tan de moda y con tantos
beneficios. Pasé el verano leyendo bibliografía y pensando cómo podría ponerlo
en práctica en mi aula. Se lo había comentado a mi compañera Gema del colegio y
me había dicho que podría proponerlo al Claustro para llevarlo a cabo el curso
siguiente. Me entusiasmó la idea.
Me entusiasmo fácilmente.
Mi tiempo de vacaciones se fue
orientando hacia el desarrollo de un proyecto para proponerlo al resto de
compañeras y compañeros en septiembre.
Cuando llegó el momento de
hablarlo en Claustro, el proyecto gustó mucho y logramos ponerlo en práctica.
Este es el primer curso en el que trabajamos conjuntamente la Educación
Emocional y positiva y Mindfulness en clase.
La idea de escribir este libro
surgió de la inquietud de llevar a la práctica todos estos conceptos nuevos y
no tan nuevos en beneficio de todas aquellas personas que entren en contacto
con esta nueva forma de ver la educación: profesorado, alumnado, familias…
Parte de mi curiosidad por el desarrollo personal y parte también de la gran
motivación creada en el centro escolar donde trabajo.
Todos estos conocimientos,
lógicamente, me ayudaron a ser otra persona porque mi “actitud” ante la vida
cambió completamente. Con todos estos aprendizajes me fue mucho más fácil
llevar a cabo una Educación Integral en mi aula con mi alumnado, uniendo estos
aspectos tan importantes de la personalidad a los más cognitivos y puramente
académicos legalmente establecidos a través de los contenidos
curriculares.
He de decir que este libro nace
de esa necesidad de poner en práctica, en el aula, de todos los conocimientos
actuales tan importantes para el desarrollo de las personas y, sobre todo del
trasfondo que ya existía en mi pensamiento sobre el momento actual de la
educación en nuestro país y de la situación personal de nuestros educandos que
me incitó a una gran reflexión que dura ya varios años.
Desde hace algún tiempo, venimos
observando cómo vienen al colegio nuestras niñas y niños. Llegan con una
actitud que no siempre es la más adecuada para aprender ya que unido a la gran
estimulación que traen consigo hay que añadir la falta de paciencia necesaria
para centrarse y conseguir que se sientan en el aula con la motivación adecuada
para aprender, para saber y experimentar lo nuevo. Mis sentimientos son, por
estos motivos y desde hace ya algún tiempo, de impotencia a la vez que de una
gran motivación por cambiar algún aspecto de la educación que considero tan
necesaria.
Si reflexionamos qué es lo que
ocurre hoy día en nuestra sociedad podemos observar lo siguiente:
- Hay una gran
cantidad de información en la sociedad que nos llega de todas partes: Las
Tablet, las consolas, los ordenadores, los androide, la TV... Esta nueva forma
de comunicación y de pasatiempo fomenta la soledad, la impaciencia, la
inmediatez y sensación de querer más y más conforme nos vamos adentrando en esa
dinámica.
- Existe
una gran falta de tiempo de calidad que muchas familias están sintiendo y
echando en falta para disfrutar de sus hijas e hijos por la necesidad de
trabajar unido al estrés que ello produce o por el trabajo mismo. Las familias
quieren lo mejor para sus hijos e hijas y por este motivo intentan que tengan
muchas actividades extraescolares que llenen ese vacío producido por la
ausencia de papá y/o mamá. Por otro lado hay que trabajar para vivir y esto
puede generar un gran sentimiento de culpa al no poder estar con estas
criaturas el tiempo que consideramos necesario.
- Las
prisas de la sociedad actual con tantos puntos que atender: además del trabajo,
las actividades extraescolares, los deberes, los actos sociales pequeños y
grandes, la gran información que nos llega constantemente, a través de las
redes sociales, las numerosas preocupaciones que han llegado a ocupar mucha
parte de nuestro tiempo… provocan estrés y, como he mencionado, sentimientos de
no llegar, de faltar horas al día.
- La
urgente necesidad de hacer las cosas justo en el momento y de forma rápida sin
reflexión. Se puede afirmar que hemos perdido nuestro centro. Nos dejamos
arrastrar por el ritmo de vida que nos hemos impuesto, que la sociedad está
generando y esto puede crear insatisfacción. Nuestros niños y niñas acompañan a
ese sentir familiar y, en clase,
observamos su frustración cuando no consiguen las notas que mamá o papá
quieren, cuando no rinden lo suficiente, cuando piensan que un mal
comportamiento puede producir una regañina en casa o cuando van corriendo de un
lado para otro: comedor, actividades extraescolares, tareas escolares…
- Las
dificultades familiares de: separación, falta de trabajo, tiempos compartidos,
demasiados deberes y actividades. Nuestro alumnado nos hace ver cómo se siente,
cómo está gestionando lo que le ocurre y lo hace como puede. Hemos de observar
todo lo que ocurre en las aulas porque esa vida chispeante que se produce en
ella es un reflejo de lo que ocurre fuera de allí, en la intimidad de sus
hogares y está creando un caldo de cultivo en el que aparecen conflictos, falta
de reflexión y mucha ansiedad con facilidad.
Todo ello lleva a
nuestros educandos, como he mencionado a una gran frustración y causa una gran
fuente de estrés que se refleja en el aula de muchas formas, por ejemplo ante
una falta de concentración y de atención a las explicaciones, falta de
paciencia y respeto hacia sus iguales y hacia el profesorado, agresiones
verbales y físicas debido a la falta de reflexión, bajo nivel de autoestima,
falta de empatía, sentimientos de poca valía, tener que cumplir con las
expectativas familiares o una gran inseguridad personal.
Quizás sea debido a estas
necesidades que venimos observando en las aulas el motivo por el cual, la
práctica de la Meditación y el desarrollo de habilidades sociales están
introduciéndose de forma urgente en los centros educativos. El profesorado es
cada día más consciente de que no se puede separar esta educación de la
académica o curricular.
Según los estudios que he
consultado, en estos momentos haya más de doscientos colegios e institutos en
nuestro país, que están llevando a cabo Mindfulness en las aulas con unos
resultados asombrosos y, este proyecto de presente y futuro va a más. No
podíamos ni debíamos perdérnoslo.
5.3
EL TIEMPO ATMOSFÉRICO.
Para aprender a expresar esas
emociones que tanto nos preocupan y las cuales, a veces, no sabemos cómo
expresar, llevamos a cabo actividades que nos van a ayudar. Que poco a poco nos
irán dando respuestas a esas inquietudes y a esas nuevas formas de relación.
En una de las sesiones de
Mindfulness, una compañera pregunta qué hace con una niña que no sabe expresar
lo que le ocurre, se ofusca y se encierra en su interior siendo imposible
acceder a ella.
Comenté al grupo esta actividad:
Comentamos en clase qué es el
tiempo meteorológico. Es el estado de la atmósfera; que nos va indicando qué
tiempo hace en un determinado momento del día: unas veces hace sol, otras hay
viento, en otras ocasiones llueve, graniza o nieva. Puede que después de la
lluvia haga sol y entonces salga el arcoíris con sus colores suaves formando un
arco enorme en el cielo y deleitándonos con su majestuosidad…
Les conté que lo que ocurre en
nuestro interior se podría ver también desde ese punto de vista. No siempre nos
sentimos igual. En ocasiones hay viento cuando estamos nerviosos o nerviosas y
no acertamos a pensar de forma clara. También puede ocurrir que luzca un sol
maravilloso y lo inunde todo de luz, en este caso nos encontramos fenomenal,
contentos y contentas, alegres… O quizás nos encontremos con que nuestro
corazón está triste y por lo tanto sintamos como la lluvia lo inunda todo
encharcando cada rincón de nuestro interior. En un momento nos podemos
encontrar de una manera y poco tiempo después de otra muy diferente y nuestras
reacciones y conductas van a estar relacionadas con esa forma de sentir…de
estar.
En clase fui preguntando al grupo
cómo se encontraban y descubrí que en la mayoría de las ocasiones respondían
con un “bien” o con un “mal”. Eso no me valía. Yo quería que aprendieran a
expresar sus sentimientos mejor, de forma más nítida y esto es difícil para
muchas personas sobre todo a estas edades de siete y ocho años, por ello es tan
importante que sepan expresarse, que puedan hacerlo. Y como lleva trabajo
aprenderlo nos pusimos manos a la obra.
Les dije que tenían que mirar en
su interior y pensar cómo se sentían por dentro. Cómo estaba su corazón y demás
órganos y para ello tenían que intentar hablar en términos atmosféricos: Si
sentían confusión o tristeza quizás fuera porque había nubes tapando una
sonrisa. Por el contrario si se sentían con ganas de cantar, de saltar o de
reír sería, seguramente, porque lucía el sol en su interior. También podría
ocurrir que sintieran intranquilidad, nerviosismo o ganas de moverse mucho.
Entonces quizás verían que había mucho viento o lluvia ahí adentro. Puede que
tuviesen ganas de llorar o de gritar porque estuviesen enfadados o enfadadas y
eso podría indicarse con unos grandes nubarrones que cubrían su corazón de
gris, o habría quienes tuviesen una gran sonrisa dibujada en su interior
reflejándose también en su cara porque se sentían felices y con muchas ganas de
hacer cosas buenas, de disfrutar y de reír entonces podrían decir que había un
gran arcoíris en su cielo interior.
Impresionadas todas las criaturas
de la clase con esta explicación, poco a poco fueron mostrando un poco más de
expresividad y alguien hasta comentó que al principio sentía que había viento
en su cuerpo pero que poco a poco había ido tranquilizándose hasta conseguir
que saliera el arcoíris. También hubo alguien que dijo estar muy bien con mucho
sol en su interior. A alguna persona le hicieron alguna observación del tipo:
pues no parece que haya mucho sol en tu interior, más bien parece que en tu
interior hay una gran tormenta con mucho viento porque no estás tranquilo.
Poco a poco seguimos trabajando
estas actividades para afianzar esas nuevas formas de expresión. Ello nos irá
indicando hasta qué punto se van conociendo y van tomando conciencia de cómo se
sienten y cómo pueden expresarlo. Siempre teniendo en cuenta que habrá personas
a las que les costará más y otras que tendrán más facilidad para identificar y
poner nombre a sus sentimientos.
En el trabajo de aula cogieron
sus cuadernos e hicieron algunos dibujos en los cuales comentaron cómo se
sentían.
El día 10 de agosto de 2016 se publicó en Amazón mi libro "Vivir significa estar presente: practicando Mindfulness en el aula",
Espero que guste y pueda ser puesto en práctica en las aulas de todos los colegios.
Cada día hay mayor certeza de la importancia de la puesta en práctica de este método en la Educación y de sus beneficios para los educandos y profesionales que nos dedicamos a esta labor tan importante.
Me siento agradecida de haber podido crecer como persona y como maestra y haber podido poner en práctica Mindfulness en mi aula con mi alumnado. Ya he comentado como ha cambiado mi forma de estar y de sentir la vida. Espero poder seguir haciéndolo en los sucesivos cursos y estoy segura de que nos seguiremos enriqueciendo con esta práctica de la Atención Plena.
Aquí os dejo el enlace de Amazón:
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